Inmigrantes en Colchane, imagen de la Deutsche Welle.
¿Qué pasó en Colchane? ¿Por qué van tres ministros de alto rango a visitar un villorrio tan pequeño? El autor del artículo, el maestro Hernán Ramírez, nos brinda luces de qué realmente sucedió en esta comuna altiplánica.
Colchane es una comuna altiplánica de la región de Tarapacá, con una población de ascendencia Aymara histórica indiscutida. De su actual padrón electoral, 2.995, en el reciente plebiscito del 25 de octubre sólo ejercieron el derecho a voto 524 electores. Es decir, el 17.5% de la población con derecho a voto.  Qué tiene de particular la comuna, tan acontecida estos días por la crisis humanitaria que afecta a inmigrantes de nacionalidad venezolana, que intentan ingresar a Chile con la esperanza de una mejor vida.
En mi opinión, el dato histórico reciente del resultado del plebiscito en esa localidad. Colchane, cuyo alcalde militó en Amplitud, (movimiento de centro derecha derivado de RN, liderado en su momento por la exsenadora Lily Pérez), es la única comuna del territorio nacional que no corresponde al estrato socio económico ABC1 donde se impone de manera rotunda la opción Rechazo, con un 74,06%.
Sólo un 25,94% de esa población apoyó la opción Apruebo.  Las otras tres comunas Rechazo: Barnechea, Vitacura, las Condes, son electores fieles a su satisfacción de vida gracias al modelo económico neoliberal impuesto y consagrado por la constitución de 1980. Y, por cierto, la comuna de la Antártida, donde los incondicionales del pinochetismo de la derecha militar se niegan a desaparecer.  En todas las restantes 341 comunas del país, se impuso el Apruebo. Esta historia muy reciente, pero historia, al fin y al cabo, es un antecedente.
Lo ocurrido el día martes 9 de febrero con la visita anticipada y anunciada, del ministro del interior Rodrigo Delgado (UDI) a la comuna, dado el estado de crisis humanitaria, finalmente se materializa, con las visitas de otros dos ministros de Estado, del Exterior, Andrés Allamand (RN), y de la Defensa, Baldo Prokurica (RN), convirtiendo a Colchane, por un día, en el epicentro de la política nacional, en el mismo lugar donde gana el Rechazo a una nueva Constitución, con pobladores y pobladoras simpatizantes de la derecha,  que esperaban repletos de ilusiones a los eficaces representantes de su gobierno.
Luego, lo que efectivamente ocurre con la visita esperada, refleja exactamente cómo piensa, cómo dice y cómo actúa, finalmente, la derecha política de nuestro país cuando es gobierno.
Llegan en una suerte de convoy militar.  Algo así como un operativo donde todo queda bajo control. Se sitúan y recorren puntos próximos a la frontera con Bolivia. Atienden con avidez una exposición geo-político-militar de un alto oficial de la división del ejército de la zona, que en tenida de combate -boina, lentes oscuros- y apoyado de mapas, explica profusamente y sin restricciones de tiempo, los distintos y múltiples pasos fronterizos habilitados y no habilitados de acceso; exposición que bien se pudo hacer en el salón de ejercicios de guerra del Ministerio de la Defensa (o en los salones de estrategias y tácticas poligonales de la Academia Superior de Guerra), en una puesta en escena  donde el foco fue el despliegue de los recursos militares, como por ejemplo, binoculares de última generación de visión nocturna y variados pertrechos de guerra.
La sesión de política espectáculo no dejó margen a la política de verdad, a la política civil. La comunidad ciudadana y sus representantes históricos no fueron atendidos ni menos escuchados.
Los ministros atendían y escuchaban obnubilados a un general del ejército…como entonces, igual que ayer, cuando los políticos oligarcas escucharon la exposición de un maldito general, y no a los trabajadores, hombres y mujeres del salitre, situados en la escuela Santa María de Iquique.
Hoy miércoles 10 de febrero -cuando escribo- un día después del paso de la caravana del desprecio, vi y escuché en la televisión señal abierta al alcalde de Colchane, Javier García. Hombre joven, educado, buena dicción, alejado de lugares comunes o muletillas. Descendiente de la nación Aymara, de responder con precisión y de ágil administración de la información. Con datos al día irrefutables. Distante de la ansiedad citadina tan evidente en los políticos profesionales asiduos a los matinales. En ningún caso latero, ni chabacano. Tampoco repetitivo, ni ideologizado obsesivo ni menos agresivo (como los civiles descendientes de inmigrantes alemanes, de la novena región, con el ministro Rodrigo Delgado no hace mucho). Y el ministro del interior no lo atendió ni lo escuchó. Tampoco el de la defensa ni menos el del exterior.
La visita de tres ministros de Estado, en un mismo día, a una comuna superada por la contingencia de la inmigración, además de sus atávicos problemas locales, aumentados producto de la pandemia, fue en la práctica un desperdicio, un despilfarro y un desprecio a su pueblo, con cargo al erario nacional.  No hablaron con los ciudadanos, con sus dirigentes, ni con la primera autoridad local.  Sólo con los militares, con carabineros y uno que otro PDI.
¿Desprecio o miedo? pregunta un joven estudiante de Filosofía de la Universidad de Chile.  Merecido, dirá una pobladora de la comuna de La Granja.
Si se hiciera nuevamente el plebiscito en Colchane después del paso de la caravana del desprecio, según un amigo pesimista, volvería a ganar el rechazo.
Otro más optimista dirá, la aguja se movería muy poco, del 25 % al 35 % por el apruebo y el rechazo caería del 74,06 % a un 65%.
En mi opinión, no importa hacia donde se mueven los porcentajes o las agujas. Lo que importa, y es lo fundamental, la constatación del desprecio persistente de la autoridad política, especialmente de la derecha, por lo que siente, por lo que piensa, y por lo que dice el pueblo, incluso de aquéllos que aún votan a su favor.
Finalmente, no puedo si no observar la indisimulada ausencia en este episodio, de los que se adjudican la condición de oposición democrática al gobierno.  Cuando, a consecuencia de la visita sorda de la gobernanza, deriva la denigrante expulsión (desalojo) de hermanos inmigrantes venezolanos, y las abyectas declaraciones del inefable Allamand, que superan el entendimiento humano y exponen la dignidad internacional de nuestro país.
Será que el padrón electoral Aymara de Colchane no mueve ninguna aguja.
Ñuñoa, 12 de febrero 2021.