Repositorio bibliográfico y patrimonial del Ministerio de Salud de Chile.
Un cuento corto con una vergüenza grande. Una historia de las infancias de un país que creía que existían razas. Una verdad grande.
José había llegado recién al barrio. No conocía a ningún niño. Un día escuchó desde su casa, un cántico:
– ¿Cuántos panes hay en el horno?

21 quemaos
¿Quién los quemó?
¡El perro judío!

José sonrió y bajó rápidamente al encuentro del grupo de niños. Sin vacilar les dijo:

¡Quiero jugar!

Los niños lo quedaron mirando con extrañeza:

No te conocemos

José se cruzó de brazos y dijo:

Tengo que jugar.

Los niños lo quedaron mirando con molestia:

¿Por qué?

José caminó unos pasos hacia el grupo y respondió muy seguro.

Yo soy el perro judío.

Sin mí, nada se quema.
Los niños lo dejaron jugar. Y lo mejor es que lo integraron a los partidos de fútbol, lo que José realmente quería. La había hecho de oro.