¡Dignidad!. Mural del Estallido Social.
En este momento de alegría es necesario apelar a la memoria. Pese al rotundo éxito electoral obtenido ayer por las personas independientes, nada está asegurado. Por ello, De Silva nos lleva a reflexionar sobre el porvenir, sus desafíos y los peligros que conlleva esta nueva etapa política. El lobby, la corrupción, la amenaza y la violencia institucional son los adversarios a enfrentar. Nos cabe una responsabilidad en todo lo que ha de ocurrir.
Lo sucedido anoche será recordado como el momento cúlmine del proceso iniciado de manera abrupta el 18 de octubre del año 2019. Contra todos los pronósticos oficiales, las voces académicas y especialistas relacionados a encuestadoras de opinión, las personas independientes resultaron ser las grandes vencedoras del proceso de elección de constituyentes de este fin de semana. La tibia esperanza de muchas personas que anhelábamos un resultado como éste no ha quedado sin ser respondida.
 
Este triunfo adquiere características épicas considerando las dificultades inherentes al diseño mismo del proceso. En efecto, el acuerdo político firmado en noviembre del 2019, al optar por desarrollar este proceso en el marco del sistema de elecciones actualmente vigente, brindó una enorme ventaja a los partidos políticos que, la modesta incorporación de independientes en sus propias listas no alcanzó a compensar. Peor aún, la heterogénea presencia de listas de independientes hacía presagiar un resultado mucho más modesto.
 
La cantidad de elecciones desarrolladas impide ver la magnitud de este triunfo y dimensionar el impacto que ello ha de tener en el largo plazo. Nuevamente la mirada de la discusión pública se distrae en lo secundario como son la elección de alcaldes, concejales y gobernadores. Nadie desconoce la importancia que estas autoridades tienen y han de tener en el desarrollo de los diversos territorios a nivel nacional. Pero dicha importancia empalidece en contraste con la trascendencia de la elección de las personas representantes a la Convención Constitucional. A partir de hoy se construye un nuevo Chile.
 
Por otro lado, los magros resultados obtenidos por los conglomerados de derecha y por los partidos relacionados a la antigua Concertación conllevan un quiebre crucial en materia política y desatarán, en el corto plazo, una multiplicidad de medidas de urgencia destinadas a evitar la profundización de la crisis política que esta derrota conlleva.
 
A la luz de la experiencia histórica, lo que vendrá terminará siendo aún más desafiante. No solo por la instalación y funcionamiento de la propia Convención Constitucional, sino por las acciones que desarrollarán, de manera subrepticia, aquellos sectores interesados en capturar o desestabilizar su funcionamiento. No nos engañemos: en estos mismos momentos se está discutiendo en las oficinas del poder político, empresarial y comunicacional las medidas a tomar en un escenario como planteado por este resultado. Y sabemos que dentro del conjunto de acciones que se considerarán se encuentran el lobby, la corrupción, la amenaza y la violencia institucional. La sistemática violación a los derechos humanos desde fines del año 2019 son una dramática expresión de ello.
 
Por ello, nos cabe una responsabilidad en todo lo que ha de ocurrir. Este es el momento de la participación y del control ciudadano. Este es el momento de acompañar este proceso incorporando activamente los que han confiado en la posibilidad y la esperanza de construir un Chile Digno y sumando a aquellos y aquellas que decidieron no participar.
 
Hoy comienza realmente la tarea, el desafío y el peligro. Pero, sobre todo, la oportunidad histórica de recuperar la memoria y de empezar de nuevo, con dignidad, humanismo, participación y fraternidad.