Miguel Lawner nos lleva al pasado paro recordarnos que nada ha sido en vano. El sacrificio del ayer adquiere sentido y relevancia en la memoria colectiva. La dignidad no nació con el Estallido Social. Somos orgullosos herederos del compromiso y heroísmo de aquellos y aquellas que nos antecedieron.
Querido Chicho:
 
                ¡Qué alegría inolvidable compañero! La victoria de anoche es tu propia victoria. Es el triunfo de las convicciones que tú nos enseñaste a sostener en las duras y en las maduras.
 
                Estuviste presente desde el alzamiento popular en octubre de 2019, como has estado con nosotros siempre en las batallas contra el tirano, en la búsqueda de nuestros compañeros detenidos, masacrados y desaparecidos, en las denuncias a quienes fueron arriando las banderas que tu levantaste con tanta convicción.
 
                El gobierno de Piñera es el gran derrotado de anoche. Junto con él, también caen derrotados quienes aspiraban lograr 1/3 de los convencionales, a fin de vetar cualquier tentativa de acabar con la constitución pinochetista, ese cerrojo que cauteló la vigencia del neoliberalismo más fanático hasta nuestros días.
 
                También han sido derrotados los ex concertacionistas, que se las arreglaron para administrar el modelo al mejor estilo gato pardo, para que nada cambiara.
 
                Triunfa el movimiento ciudadano, que en octubre de 2019 movilizó a un millón doscientas mil personas en Santiago y otro tanto en el resto del país.  Triunfan los que levantaron miles de cabildos para elaborar nuestro futuro en busca del bien común. Triunfan las innumerables ollas comunes que vencieron el hambre, al cual nos condenaba la insensibilidad de un gobierno insensible y soberbio.
 
                Triunfa la Izquierda política. Si, la Izquierda de verdad, heredera de las mejores tradiciones del movimiento social y político chileno.
 
                ¡Qué satisfacción! ¡Cuánto esfuerzo debimos llevar a cabo,  para educar y ganar las conciencias en medio de tantas adversidades!
 
                Termino citando tus palabras, cuando cerraste tu discurso de la victoria, la noche del 4 de septiembre de 1970 y que tienen plena vigencia hoy en esta nueva victoria histórica:
 
 “Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria”.