“Muerte al Invasor” (1939). Autor: David Alfaro Siqueiros. Mural en la Escuela República de México de Chillán, Chile.
La confusión política actual como signo del desespero de la pérdida paulatina de los gananciales obtenidos. Jorge Lillo hace de la poesía su compañera para describir esta etapa del Chile que vivimos.
Yo veto, tú vetas / vos vetás, él, ella veta; 
Nosotros(as) vetamos, vosotros(as) vetáis, 
Ustedes, ellos(as) vetan.
RAE
 
De lebreles o chacales
es la historia que relato;
a quien le venga el retrato
que cuide sus gananciales. 
¡Atención pobres mortales
que aislados en sus cuevas
esperan la buena nueva
observando las reyertas,
porque detrás de la puerta
nuevas trampas se amanceban.
 
Sin un alfa, la jauría
ya no obtiene su sustento
y se nutre su argumento
con ladridos y mordidas.
Sabe que juega su vida
si pierde preeminencia
y delata su presencia
victimando a sus iguales.
Así los presidenciables,
aúllan en consecuencia.
 
Lanzan, los agonizantes,
gruñidos y dentelladas,
amenazas desveladas,
declaraciones tonantes.
Jaurías intimidantes
con la cola entre las piernas,
regresan a sus cavernas
mascullando traiciones;
la jauría, a tropezones,
olvidó quién la gobierna. 
 
Con rumbo desconocido
deambulan por los salones
mordiéndose los talones
sin principios ni motivos.
Temerosos del olvido
y con el lomo erizado,
echan mano a ese pasado
que ellos mismos renegaron
después que se acomodaron
a pacer acollarados.
 
Por eso, al faltar el alfa,
–sea este macho o hembra–
la jauría se desmembra
y empieza a perder el alma.
Creyendo que así se salva,
–pensando solo en comer–,
pierde su esencia de ser
tornándose individual,
deja el sino natural
y es propensa a fenecer.