Mañana, cerca de la medianoche, se repetirá el solsticio de invierno. Vicente Painel nos convoca a reflexionar al respecto para descubrir que no se trata sólo de un evento astronómico. Adquiere significados profundos que desafía nuestras concepciones en relación al Estado y sus fronteras, el tiempo, innovación, creación e incluso el desarrollo sustentable y sostenible.
El solsticio de invierno ha sido nombrado de distintas maneras al hemisferio sur: Inti Raymi, Wiñoytripantu,  Aringa Ora o Koro, Aimara y Quechua, mapuche y rapa nui. La ancestralidad susurra una unidad de los pueblos de Abya Yala, Nuestra América cuando todavía no conocía la bota europea. Mucho se nos ha enseñado de guerras y subyugaciones precolombinas, que los unos invadieron a los otros, que solo unos pocos lograron vencer, es la mirada occidental signada en una débil historiografía estato-nacional llena de páginas de estereotipaciones a-históricas sobre el estado y sus justificaciones, pero con muy pocas páginas de indagaciones serias de los siglos y ciclos… y siglos y siglos y siglos precolombinos.
 
Una rápida reconstrucción de mirada nos lleva a un confederacionalismo rico en comercio e intercambios culturales durante el continente; los Andes jamás fueron vistos como muralla, sino como vaso comunicante, los otavaleños nos hablan de recorridos por los Andes de un intercambio incesante, el hecho que warrangka mil y pataka cien se digan igual en mapuchezungun que en quechua nos rememora que en estos pueblos prevaleció el comercio antes que la guerra. La Frontera es mentira.
 
La mentira solo perdura con violencia.
 
Las fronteras no existen, son ficciones del hombre, en términos históricos fueron consolidadas por los romanos en su concepción imperial, los alieni eran los extranjeros, los alienígenas, las familias extranjeras, los indígenas las familias nativas, así nomina el latín. Y revierte en la interna el derecho romano, básicamente Patricios, Plebeyos, Proletarii y bárbaros siguen siendo un mundo muy similar a haber quedado bajo las sandalias del Imperio… Y sin embargo, ese no es el único mundo posible. Los Balcanes no eran así, el mundo árabe de Saladino no era así, oriente no ha sido así, y el mundo precolombino no era así. La Frontera es mentira, no existe, y no existirá.
 
El extravío de la identidad de la chilenidad obedece a la jibarización del estado por la globalización, por un lado y, por otro, al desmantelamiento del área social y empresarial del mismo estado chileno. En este aspecto, la identidad como proto resocialización queda cual nodo infranqueable por el panóptico tercermundista.
 
Respeto y ética del cuidado comunitario.
 
Asumir el significado profundo de lo que se dice y de lo que no se quiere decir de las nacionalidades originarias o también denominadas primeras naciones, es una oportunidad para revitalizar la convivencia democrática, el procesamiento y solución de los quiebres económico-sociales originadas por el neomonopolismo predominante durante las últimas décadas en términos hiper ideológicos.
 
…Aquello, que prevalezca culturalmente el Compartir, nos debe disponer a nuevas concepciones del tiempo, toda transformación revolucionaria de la realidad por más lenta o embrionaria que sea aquellas modificaciones sustanciales, implica nuevas concepciones de tiempo; asumir el año nuevo en el solsticio de invierno, como estrictamente corresponde a las coordenadas del hemisferio sur, y abrirse a una concepción circular del tiempo, y no unilineal positivista, nos puede disponer a concebir una mirada geométrica, y no solo aritmética de la realidad. Eso es clave para la innovación, la creación, el desarrollo sustentable y sostenible… El Kume Mogen mapuche, Suma Qamaña quechua, o Sumak Kawsay aimara -Buen Vivir-, se abre como nuevo paradigma de sociedad: el equilibrio biopsicosocioeconomico.