Luisa Toledo. Fuente: copadas.cl

“La muerte de doña Luisa Toledo, nos hace detenernos un momento en medio de lo que estamos viviendo en estos últimos días. Tenemos que detenernos y pensar en ella, en su vida y en su ejemplo de resistencia y dignidad”.

La muerte de doña Luisa Toledo, nos hace detenernos un momento en medio de lo que estamos viviendo en estos últimos días. Tenemos que detenernos y pensar en ella, en su vida y en su ejemplo de resistencia y dignidad.

No la conocí personalmente, la vi un par de veces en algunos actos, su imagen y la fuerza de sus palabras provocaban la atención de la audiencia, porque lo que ella decía, sus palabras de resistencia, sus gestos de solidaridad y sencillez se veían claramente. En una sociedad en la que permanentemente nos bombardeaban con el futuro, con el éxito, con no volver la vista atrás, ella siempre tuvo la claridad para hacernos ver que el presente está lleno de pasado.

Orwell dijo. “quién controla el presente, controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”, y en ese sentido el Estado, a través de sus instituciones, ha impedido la justicia y la reparación para las víctimas de las violaciones a los DDHH y ha intentado por todos los medios de borrar las huellas de la dictadura. Doña Luisa estuvo siempre al lado de las víctimas, no solo de la memoria de sus hijos; Eduardo, Rafael y Pablo; asesinados por agentes del Estado, sino de todas las víctimas a lo largo del país: de las víctimas de la dictadura; de las víctimas en los gobiernos de transición;  de los mapuches asesinados; de las víctimas del estallido; pero no solo para acompañar en el dolor, sino también para mostrar un camino de resistencia de la vida sencilla.  Doña Luisa recorrió el país dando su testimonio, pero además dando el apoyo a las jóvenes generaciones.

Camino por la calle Las Estepas, que ahora los vecinos han rebautizado como Mariano Puga, hacia el centro comunitario Pablo Vergara donde está siendo velada doña Luisa Toledo, en las paredes hay afiches con el rostro de doña Luisa. Son las tres de la tarde y se ve bastante gente, sobre todo jóvenes. Hay banderas rojas y negras, hay dolor y tranquilidad.  En otras partes de la ciudad y de Chile, la vida y el movimiento continúa. Se respira; entre tanta contaminación; un poco de dignidad y eso es por la labor de personas como doña Luisa.