El triunfo de la muerte (1562 – 1563). Pieter Bruegel, el Viejo

Un dictador, una especial cena cortesana y lo imprevisto.

El dictador mandó a pedir el corazón de su principal opositor. Cuando se lo trajeron en bandeja, ensangrentado y palpitante, pidió que se lo guisaran con puerros, ajíes y cilantro. Lo devoró con doble placer en una elegante cena cortesana, ante los horrorizados ojos de sus adeptos. Un trozo se enquistó en su garganta. Nada pudieron hacer los médicos. Murió asfixiado, en medio de espantosas convulsiones. Un ingenuo extrajo conclusiones apresuradas. Siempre hay quien trata de sacarlas.