Por Josefina Muñoz Valenzuela, enero 2023

El 20 de noviembre pasado, la primera página de El Mercurio traía el siguiente titular destacado:


Resultados reflejan momento por el que atraviesa el país
ENCUESTA CRITERIA: CASI EL 70% DE LOS CHILENOS
PREFIERE TENER SEGURIDAD POR SOBRE LIBERTAD

El estudio muestra “un contexto país dominado por un creciente temor frente a la violencia”, analiza el director de Criteria, Cristián Valdivieso. Es un escenario, agrega, en que la ciudadanía tiende a expresar “altos niveles de acuerdo con la aplicación de medidas de corte autoritario”.

Puede acceder a la información completa en el siguiente sitio:
https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/11/20/1078888/encuesta-criteria-seguridad-libertad.html


A casi 50 años del golpe, un alto porcentaje valora una sociedad alineada en torno a la seguridad que, sin duda, puede ser entendida desde muchas concepciones y visiones de mundo. Recordemos que nuestro toque de queda rigió desde el 11 de septiembre de 1973 hasta enero del 87, con algunos breves y específicos levantamientos, y fue apreciado por amplios sectores de la sociedad como protector y favorecedor de la vida familiar.

En este tema se debe considerar también la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, proclamada en 1948 y un hito en tanto establece derechos que deben ser protegidos en todo el planeta, sin distinciones de ningún tipo, mediante un régimen de derecho.

El artículo 3 señala explícitamente que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Claramente, libertad y seguridad no son términos contrapuestos sino complementarios, y no se requiere renunciar a uno para tener el otro. Sin duda, derechos y deberes se concatenan para que, tratándose de libertad, la propia no interfiera o impida la de otra persona y exista el necesario equilibrio que garantice una buena vida.

Un primer sentido de la encuesta es instalar ambos conceptos como excluyentes: tener seguridad implica perder libertad, y tener libertad implica perder seguridad.

Hace más de 50 años, el gran educador y promotor de la educación popular Paulo Freire, señalaba en su Pedagogía del oprimido que los oprimidos desarrollan el miedo a la libertad, desde una condición de vida en que siempre fueron enseñados a obedecer, a no pensar por sí mismos por su gran temor a equivocarse, en suma, ven imposible la participación activa por su permanente entrenamiento en obedecer órdenes y carecer de espacios sociales públicos en los cuales ejercitar sus opiniones y cuestionamientos críticos.

En el capítulo LVIII de Don Quijote de la Mancha, este da a Sancho un largo discurso sobre la importancia de la libertad y lo que suele amenazarla:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!”.

La filósofa española Adela Cortina ha señalado que, a nivel mundial, “una de las cosas más preocupantes es descubrir que la gente prefiere tener seguridad a libertad”, apuntando también a la falsa concepción de que siempre se enfrentan dilemas, sin reconocer la existencia de múltiples salidas. Por otra parte, señala también que la libertad es una de las claves de la ética, junto a una real participación que sea relevante en todos los ámbitos sociales.

Volviendo a la encuesta, el 68% elige seguridad y el 32% opta por libertad. En el mismo artículo, Cristián Valdivieso, director de Criteria, acota frente a dichas cifras que “… solo las personas identificadas con la izquierda optan en mayor medida por la libertad antes que por la seguridad. Asimismo, los encuestados validan las medidas típicamente autoritarias y un 56% está de acuerdo con que “el Gobierno interfiera profundamente en los tribunales a cambio de mayor control de la delincuencia”.

Desde luego, estos análisis disocian seguridad del factor igualdad/desigualdad, pese a que son las desigualdades extremas las que detonan violencia descontrolada. Vale la pena recordar que en nuestro país la mitad de la población gana $400.000 o menos. El modelo económico neoliberal no ha “chorreado” sus ganancias, sino que las ha concentrado de manera creciente.

Durante y después de dictadura, el temor a la democracia real, no ese ente imaginario bautizado como democracia protegida, se acrecentó de parte de quienes se veían ahora del lado de los “vencidos con un lápiz” y que se habían sentido protegidos de los “malos”, los mismos que el director de Criteria describe hoy como ‘las personas identificadas con la izquierda’. Esos ‘malos’ que suspiran por una peligrosa libertad, en vez de contentarse con la democracia protegida, es decir, con una apariencia de libertad. Entre otros aspectos, esto implicó cambios como sustituir los enemigos externos, no solo los guerrilleros, sino también cualquiera que se opusiera a las dictaduras militares autoproclamadas como gobiernos “legítimos” gracias a Constituciones ilegítimas. Implicó también tener control militar del Estado, situaciones que se vivieron en gran parte de los países latinoamericanos desde los 60, todo apoyado por la Doctrina de Seguridad Nacional que sustenta estas nuevas concepciones militaristas y matiza la realidad continental con variables en esta lucha contra el “comunismo” y los golpes de Estado cívico militares que se sucedieron a nivel continental.

Se privilegiaron todas las formas de control militar y de fuerza, en desmedro de las organizaciones sociales, populares, gremiales, ciudadanas, con voz, poder y participación en el espacio público, sin depender de grupos más o menos militarizados o concebidos como grupos de “seguridad ciudadana”.

Así como en los países la violencia crece en proporción a las extremas desigualdades, nacidas de los trabajos mal pagados, con salarios insuficientes para cubrir las necesidades básicas, los derechos sociales tampoco están garantizados, salvo para quienes pueden pagarlos. Por otra parte, los medios de comunicación orquestan de manera permanente informaciones extensas y repetitivas sobre robos, portonazos, asaltos, asesinatos sin entregar ningún contexto que permita generar opinión, alarmando a la población y generando climas de miedo permanentes.

La extrema concentración de la riqueza a nivel mundial es un factor necesario de considerar en estos temas. El informe de OXFAM de enero 2018 (las cifras actuales no son muy diferentes) señalaba que el 82% de la riqueza mundial fue al 1% de la población, mientras el 50% más pobre, 3700 millones de personas no obtuvo ningún beneficio de dicho crecimiento.

El INFORME SOBRE DESIGUALDAD GLOBAL 2022 coordinado por Lucas Chancel y Thomas Piketty, entre otros, puede verse en https://dds.cepal.org/redesoc/publicacion?id=5585 y entrega mucha información actualizada.

Comienza señalando que “Vivimos en un mundo en el que abundan los datos y, sin embargo, carecemos de información básica sobre la desigualdad”. Y esto es muy comprensible porque los promedios ocultan cómo se distribuye el crecimiento entre la población, es decir, sobre quién gana y quién pierde con las políticas económicas aplicadas.

Actualizando la cifra inicial del informe de OXFAM, cito lo siguiente: “El 10% más rico de la población mundial recibe actualmente el 52% del ingreso mundial, mientras que la mitad más pobre de la población gana el 8,5%. En promedio, una persona del 10% superior de la distribución mundial del ingreso gana 87.200 euros anuales, equivalentes a $77.326.344 pesos chilenos. Podemos comparar con los m/m $400.000 que gana la mitad de quienes trabajan en el país, menos de $5.000.000 anuales.

Y remarca que “Las desigualdades mundiales de riqueza son incluso más pronunciadas que las desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza. En promedio, la mitad más pobre de la población cuenta con un patrimonio de 2900 euros PPA por adulto, es decir, 4100 USD, y el 10% superior tiene un patrimonio de 550.900 euros (o 771.300 USD) en promedio”.

A nivel mundial asistimos desde hace décadas al deterioro de la aplicación de un modelo económico que genera y extrema las desigualdades, con Estados debilitados que no protegen a los ciudadanos con modelos de seguridad social que garanticen sus derechos humanos. El derrumbe de los modelos socialistas y la falta de utopías, especialmente cuando se privilegia lo útil, el individualismo, lo que produce riqueza y utilidades y que se convierte en el fin a alcanzar, dificulta pensar en los proyectos humanos que necesitamos, que no solo requieren recursos económicos, sino también educación, cultura, arte, igualdad de oportunidades…

No es la falsa dicotomía libertad versus seguridad lo que nos hará tener una mejor vida humana, sino el respeto a todos nuestros derechos humanos, y un trabajo digno y remunerado con justicia. Como dice Nuccio Ordine, “Si nuestra sociedad, como desafortunadamente estamos viviendo hoy en día, no cultiva la utopía, no podremos imaginar ni llegar a hacer un mundo mejor”.

Los millonarios fraudes que hemos conocido en el Ejército y en Carabineros quizás sean una de las manifestaciones del desvío de su tarea profesional que implicó esta concepción de Seguridad Nacional, apoyada en conceptos dudosos como “democracia protegida”, “libertad versus seguridad”, “enemigo interno” (habitualmente definido como comunista), el mismo grupo que prefiere la libertad según la encuesta. También, este análisis requiere tener en mente la proyección hoy de esa legitimación en dictadura del “gobierno de las FF.AA. y de Orden”.

Este escenario deprimente muestra nuestro retroceso como sociedad en términos de igualdad, respeto a los derechos humanos universales, trabajos justos, relaciones cooperativas y solidarias, pensamiento crítico. Las palabras de la literatura están ahí, entregando belleza, consuelo, miradas y pensamientos nuevos para enfrentar los viejos problemas y angustias de la existencia.

Del breve poema “Inflación” de Nicanor Parra, (Obra gruesa, Ed. Universitaria, 1969), los tres últimos versos:

“Dentro de la jaula hay alimento.
Poco, pero hay.
Fuera de ella solo se ven enormes extensiones de libertad”.

Finalmente, el microcuento “El miedo” de Eduardo Galeano y espero que ambos nos sacudan a todos el miedo a la libertad que ha empobrecido nuestras vidas y nos ha alejado de las utopías soñadas que siguen ahí, en un planeta que las necesita más que nunca:

“Una mañana, nos regalaron un conejo de indias.
Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula.Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad”.