Natalia Zapata Verdugo, candidata a la Convención Constitucional por el distrito 6, es socióloga, trabajadora del sector público, oriunda de la ciudad de Temuco y adoptada hace 36 años por la comuna de los Andes. Es activista, feminista, sin partido político y adherente a toda causa que demande su compromiso y consciencia social. Madre de dos hijos y viuda. Ama la filosofía política, pero no las formas de hacer política en nuestro país. Abraza el sentido crítico y se reconoce como aprendiz constante de todo y de todos.
¿A qué organizaciones de base representa Ud.? ¿Desde cuándo funcionan y cuál ha sido la labor de ellas?
 
-Pertenezco a la agrupación de Mujeres del Aconcagua AMA, que busca apoyar y ayudar a todas las mujeres que sean víctimas de violencia machista y patriarcal, solidarizando con sus experiencias, así como a mujeres que busquen empoderarse, que necesiten de un espacio para organizarse, expresarse y manifestarse. Esto se hace a partir de un trabajo educativo, territorial, difusivo y activo.
 
En nuestra organización hemos entendido que toda orgánica debe ser consensuada, participativa, inclusiva, y sin categorías de poder en lo absoluto. La legitimidad de nuestra causa es representada por todas nosotras.
 
En relación con las fuerzas policiales y de orden ¿considera Ud. que deben ser intervenidas y reorganizadas? ¿De qué manera? ¿Qué dificultades ve Ud. para esta reorganización?
 
-Las fuerzas policiales, lamentablemente, son necesarias. Vivimos en un país tremendamente desigual ya sea económica, social, cultural y políticamente, por lo tanto, todas estas desigualdades y el hecho de que existan familias y sectores con privilegios y dueñas del poder, trae consigo problemáticas sociales como la delincuencia, la violencia, los abusos de todo tipo. Sin embargo, los delitos deben ser juzgados y clasificados desde su gravedad sin distinción del sector de donde se cometan.
 
En este contexto y entendiendo que no podemos negar la necesidad de las fuerzas policiales, si es necesario que ciertas habilidades y conocimientos sean obligatorios y exigidos a estos agentes. Por ejemplo: conocimientos específicos en Psicología tanto individual, como colectiva y social; conocimiento sobre legislación en Derechos Humanos; conocimientos sobre sociología y moral social. No puede ocurrir que las fuerzas policiales no sepan distinguir entre un delito y la libertad de expresión que todo ciudadano debe tener al sentir un descontento con la forma de gobernar o con lo que ocurre en su país.  Por otra parte, las fuerzas policiales no pueden abusar de su poder contra la  ciudadanía de forma impune. Y deben entender que son ellos los que tienen las armas gracias a la institucionalidad que la misma ciudadanía les ha entregado.
 
En este momento las fuerzas policiales han perdido toda su legitimidad frente a la ciudadanía, están desprestigiadas y en gran parte por obedecer a los intereses del gobierno de turno, transformándose en una de las instituciones de mayor desprestigio. Por lo tanto, es necesaria la educación especifica (antes mencionada) y la total autonomía de los intereses del gobierno que esté de turno trascendiendo a este y priorizando siempre la integridad de la ciudadanía.
 
 
¿Debe ser mencionada en la Constitución la situación de las mujeres y de los niños? ¿De qué modo?
 
-La Constitución debe hacerse cargo no solo de la situación de las mujeres, sino también de todo lo que implica la experiencia de ser mujer, tanto de quienes se definen mujeres desde una categoría binaria y biologicista, como de quienes se incluyen en la diversidad sexual.
 
La actual Constitución solo reconoce como base fundamental de la sociedad a la familia anulando toda diversidad individual. No se trata de reconocer al sujeto como ser autónomo que prescinde de lo social, se trata de reconocer la relevancia de cada experiencia que forma lo más esencial e importante en la constitución de lo social y que además entrega identidad: niños, jóvenes, adultos mayores, personas con neuro diversidad, diversidad sexual, discapacitados, etc., Este reconocimiento es importantísimo y no debe quedar supeditado solo al concepto de familia.
 
La situación de las mujeres, específicamente, debe ser mencionada en la Constitución, ya que es una de las desigualdades más profundas de las que esta carta magna debe hacerse cargo. Esto significa protección de las mujeres frente a todo tipo de violencia; visualizar y categorizar todo tipo de transgresión realizada por abusos de poder hacia el género femenino, garantizar una justicia penal desde lo preventivo hasta la violencia ya ejercida. Toda situación de abuso debe ser juzgada con máximo rigor.
 
Se necesita potenciar un cambio de paradigma; garantizar todos los derechos, no solo remitirse a la brecha laboral que es a lo que siempre apuntan las políticas sociales y públicas en términos de género, y que, además no entregan reales soluciones ni enfrentan el problema de raíz.  Los derechos de los niños, por otra parte, no solo deben ser nombrados, ni solo firmados a nivel internacional: la constitución debe establecer que estos, además, deben ser realmente garantizados.