Mural estallido social (2019). Autor: Caiozzama

Bajo la perspectiva actual, las instituciones a las que se le confió el monopolio de la fuerza gozan ante la ciudadanía abundantes sensaciones de alerta y angustia cuando no repudio. En este apartado se aborda el aspecto más eléctrico de la alta política chilena, la relación de las policías uniformadas y civiles con las normas que rigen la convivencia pacífica, las prácticas ilegales ante una sociedad que desea emprender la reconstitución institucional. A continuación, Hoja en Blanco expone los principios en los cuales se funda su concepción al respecto

Carabineros de Chile arrastra una deuda en derechos humanos con la sociedad civil. Ella se proyecta a todo lo largo de los últimos treinta años y explota en la represión desatada en contra de la ciudadanía durante el estallido social de octubre de 2019. Con ello, el sistema de policías y fuerzas de orden ha terminado de coronar una verdadera debacle luego de un prolongado período de crisis institucional.
 
La Nueva Constitución se transforma así en una oportunidad histórica de reinventar el sistema de policías con el fin de alinearlas con los estándares democráticos.
 
En concreto, proponemos que el actual sistema semimilitarizado sea reemplazado por un sistema conformado por dos cuerpos policiales de carácter civil. Uno dedicado a resguardar el orden público, de tipo preventivo. Otro, dedicado a la investigación y persecución de los crímenes y delitos.
 
En el ámbito doctrinario, el nuevo sistema de policías no tendrá una impronta militar, sino que será un servicio público civil. Deberá ser creado en torno al valor de la protección de los ciudadanos y el respeto a los derechos humanos. Incorporará la perspectiva de género en la conformación de sus jefaturas y contará con un escalafón único en reemplazo de los actuales escalafones de oficiales y suboficiales.
 
En el ámbito de su relación con el poder político [civil], el sistema de policías estará supeditado a un ordenamiento de ley simple, a lo más con rango constitucional y subordinado a la autoridad civil del Ministerio del Interior. El Congreso Nacional jugará un rol central en el control, privilegiará la transparencia hacia la ciudadanía lo cual tendrá adecuados niveles de reserva considerándose siempre aquello como un hecho excepcional y fundado. En particular, deberá controlar los posibles nexos con el sector de la Defensa Nacional, en los niveles de jefatura, tanto del ministerio como del sistema de policías.
 
En la relación con la sociedad civil, ninguna de las policías tendrá escalafones de tipo militar. Se fomentará que a sus filas ingresen civiles que ya cuenten con una formación profesional y que, en su contingente, sea exigible la paridad de género en la selección, formación y en la carrera profesional, especialmente ascensos.
 
Las unidades de inteligencia propias de las policías estarán bajo la coordinación y control de la Agencia Nacional de Inteligencia [ANI]. El Congreso Nacional vigilará que la estructura y jefaturas de dicha agencia no sean cooptadas por las Fuerzas Armadas bajo la figura administrativa de personal en retiro, asegurando de ese modo su exclusiva dependencia de la autoridad civil.